Parte II


Cuando la noche es una mancha negra 
en la palidez de tu sueño
y no tenés estrella para ver brillar
si ya tomaste demasiado....

Sin cristo y aferrado al vino te fiaste de la muerte
que te iba a venir a buscar
pero ella tan injusta y dulce
(dueña de todo este gran cabaret...)

te ha dejado marcado,
no te quiere llevar.

No te quedan ya más roles que interpretar
no rocanroles para bailar.

Mejorá esa cara, Mulita, y bajá de la cruz
que aquí nadie te ha condenado.


En viaje voy hacia lo inevitable y llevo mi razón como equipaje,
en la sala de espera me espera paciente
el tiempo de cerrar las heridas que dejaron abiertas 
el impulso y la impaciencia.
Hoy regreso cada día 
a esos besos, a esa vida... 
que encienden con locura mi corazón.

Presencio encantado la eternidad de los momentos
(y aún así)
me siento a contemplar la sencillez del instante
haciéndose recuerdo.

La mentira del destino es luego la tragedia de los desatinos.
No hay suerte, sino porfía.
No hay muerte, sino travesía.
Hay la certeza de poder buscar entre la mierda y la poesía
ese otro latido que tenga sentido...
para vos.


Si tu sentencia es estar vivo
en esa impostada fealdad
espejismo irrefutable y voraz
palenque de toda exquisitez
fondo de diablo y cordero para tu pendejez.

Vas de espejo en reflejo astillando la cruz
mendigo de lo imposible
esperando impaciente la fin la perfección
siempre aguardando el santo exorcismo
de un beso.

Son sólo tumbas los bares
donde apagás el dolor.

No hubo potreros ni medallas que volver a lustrar
y hoy empachado de pucheros
que secretamente y preciado
no animás a llorar
siempre aguardando algún beso
siempre inmortal.



Si yo sostengo tu suerte y es tu cielo
toda mi ambición
voy a ser profunda huella en la adversidad
raíz de tu incandascencia y brotar
los fuegos de la inmensidad.

Ya no camino en la espesura
de la impaciencia
en la implacable rutina
procuraré ser sorpresa
y apagaré el invierno cuando peligre
lo salvaje de tu flor.

Surcaré la marea de los días
buscando aplacar mi horizonte
donde poder contemplar
la eternidad de tu rostro
y así beber de tus labios
el vino más fino.

Será paciente el tiempo
cuando borrachos los dos
se haga tarde y el mundo
se quede dormido.



Luna de sal y cumbitas de amores prohibidos
 de viejos lobos heridos
por la navaja de los lamentos.
Vino y furgón por la bestial caravana
gambeteando a la muerte los desconsolados
salen a golear.

Luna de sal y la miel de unas horas en cana
rabioso tatuaje de un tiempo
de mambos muy locos.
Pasiones de alcohol y una diabla de amante
besando la suerte con lenguas de fuego
que abrasan la piel.

Y un mapa de cicatrices
siguiendo la ruta del desencanto.
Sin lágrimas para el llanto
siguiendo la ruta del desencanto.

Luna de sal en la noche que sobran los perros
aullando locos y enfermos a tu soledad
mostrando el colmillo para ver brillar en la luz
los clavos robados que ostentan sin culpa
en su pesada cruz.